.

viernes, 27 de abril de 2012

Intervenir MENOS para enseñar MEJOR


La enseñanza se asocia habitualmente con lo que hacen los profesores, y a menudo se evalúa en función de lo que hace el profesor.  Numerosos autores están de acuerdo hoy en que la mejor manera de evaluar la enseñanza consiste en la observación de lo que hacen sus alumnos. A los profesores no les hace falta ocupar el proscenio para ser eficaces. Más bien deberían salir de la escena y permitir a los alumnos ocupar los papeles principales, ser responsables y cumplir su aprendizaje de manera autónoma. 

Muchas estrategias de enseñanza pueden favorecer el logro de ese objetivo. Los alumnos pueden desarrollar su autonomía gracias a los métodos de autoenseñanza. Y  a pesar de que el sentido de la responsabilidad y la independencia son cualidades importantes, será también necesario aprender a trabajar con otros para conseguir un fin colectivo. Podremos afianzarlo a través de la enseñanza de los compañeros y el aprendizaje cooperativo. Es del todo aceptable que los profesores dejen el protagonismo a los estudiantes, ellos deben ser gestores de su aprendizaje.

Hay que reconocer que no es fácil poner en marcha ciertas estrategias para conseguir estos objetivos. Los profesores deben perfeccionar sus habilidades de organización y actitud de generosidad para crear un ambiente ordenado en el que los alumnos puedan aprender a funcionar eficazmente en sus nuevos papeles por si mismos. Estos métodos serán muy adecuados para atender a la diversidad de alumnado que hoy en día se encuentran en las aulas, cada vez más heterogéneo por su multiculturalidad y por las necesidades de refuerzo educativo que presentan algunos de ellos, como los alumnos con TDAH, dislexia, altas capacidades o discalculia, entre otros perfiles educativos diferentes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario